viernes, 16 de marzo de 2012

Música cofrade. "Virgen del Dulce Nombre", de Pedro Morales


Aunque estaba anunciado que hoy iba a hablar sobre la marcha Lloran los clarines, pero por diversas razones hoy vamos a hablar sobre la marcha Virgen del Dulce Nombre, de Pedro Morales. Dar las gracias a la web Patrimonio Musical por el reportaje.

Nos encontramos ante una de las mejores y más bellas marchas de Don Pedro Morales, y sin embargo una de las más desconocidas. El ámbito de su interpretación se ciñe casi exclusivamente a la hermandad hispalense del Dulce Nombre (conocida también como “La Bofetá”), a quien va dedicada, si bien hasta hace relativamente poco tiempo llegó a formar parte del repertorio de numerosas bandas de música.

Al finalizar el verano de 1985 varios miembros del Grupo Joven del Dulce Nombre se dirigen al histórico director de la Banda del Regimiento “Soria” nº 9 Don Pedro Morales con el propósito de encargarle la composición de una marcha procesional. La visita dio sus frutos, que se tradujeron en la audición en enero de 1986 de tan anhelada composición en el piano del músico. Los afortunados hermanos que pudieron asistir a tan emocionante “premier” quedarían maravillados. El compositor loperano pidió al Grupo Joven un título para la nueva marcha; ya que Don Luis Lerate había compuesto “María Santísima del Dulce Nombre” en 1955, concluyeron que la denominación idónea sería “Virgen del Dulce Nombre”. Veinte años han pasado ya.

El Martes Santo 25 de marzo de 1986, momentos antes de la salida de la cofradía, se le hizo entrega a Don Pedro de un cuadro dedicado por el Grupo Joven como recuerdo del estreno de la marcha. Finalmente la composición fue interpretada a la salida del paso de María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista a cargo de la Asociación Musical de Guillena bajo la dirección del propio Don Pedro Morales; había sido estrenada en concierto días antes. (1)

“Virgen del Dulce Nombre” comienza con una introducción en fortissimo en Do mayor, tonalidad festiva por antonomasia, caracterizada por una sencilla y alegre melodía cantada por la madera y un contracanto marcial y poderoso de cornetas. Destaca el acertado uso de cromatismo y escalas con articulaciones muy llamativos, rasgos característicos de las introducciones más castrenses de este autor.

Tras finalizar los 16 compases de la introducción se inicia el tema principal en Do menor y mezzoforte. Según su propio autor, esta sección, pausada y suave, relaja la primera y fuerte impresión, basándose para ello en la “sacra conversatione” entre la Virgen y San Juan. Poderosos y elocuentes metales acompañan como base a la emotiva melodía de la madera. En este tema principal el autor roza la bimodalidad al enfrentar las cornetas a la melodía, contraponiendo así los modos mayor y menor, recurso éste usado por el compositor en otras marchas como "Esperanza Macarena", aunque en esta ocasión el autor arriesga más al forzar la armonía para lograr este fin.

El contraste viene dado por el fuerte de bajos, que pasa por ser uno de los más conseguidos de Don Pedro Morales. Dotado de fuerza y espectacularidad, esta sección contribuye a enfatizar la honda pena transmitida por el tema principal, que seguidamente se repite en su totalidad. Destaca el empleo de cromatismos y el papel reservado a las trompetas y trompas que resaltan la armonía mediante notas largas.

El bellísimo puente hacia el trío es más largo de lo habitual (12 compases) y utiliza de manera magistral la cadencia andaluza interpolada con pasajes de fanfarria de metal, dando lugar a un pasaje transicional caracterizado por las rápidas y destacadas modulaciones para concluir en Do mayor, tonalidad propia del trío y (recordemos) del inicio de la marcha.

La melodía del trío comienza en piano. Bella, serena y muy “cantábile”, posee un marcado carácter procesional, con la línea rítmico-armónica realizando un acompañimiento característico de las marchas que, a veces mal llamadas, son denominadas alegres. Destaca en la primera repetición del mismo la intervención "soterrada" de las trompetas que realzan la armonía. Es destacable el contracanto de saxos y bombardinos, que dialogan con la madera en la repetición en fortissimo del trío. Y de nuevo la tonalidad predominante es Do mayor, cerrando así un ciclo perfecto.

“Virgen del Dulce Nombre” ha sido registrada en cuatro trabajos discográficos: el primero vio la luz a primeros en febrero de 1987 a cargo de la Banda de Música de la Cruz Roja de Sevilla; el segundo un año después por la Banda de la Oliva de Salteras (Sevilla). En 2003 la Banda de Música “Santa Ana” de Dos Hermanas (Sevilla) en su álbum “Pedro Morales - Disco de Oro” volvió a rescatarla, y más recientemente, en 2005, la Banda del Cristo del Confalón de Écija (Sevilla) la incorporó en el disco “Écija. Pasión entre Sevilla y Córdoba”.

Cuesta trabajo creer que una marcha procesional de tan contrastada calidad esté relegada casi por completo a la hermandad a quien va dedicada. Merece, como todas las de Don Pedro, formar parte del repertorio general de todas las bandas de música. En “Virgen del Dulce Nombre” la perfecta simbiosis entre alegría y pena refleja a la perfección el sentir del pueblo ante su Semana Santa, algo que sabe captar magistralmente Don Pedro Morales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario