viernes, 25 de noviembre de 2011

¡Basta ya!

Sí, lo sé. Este lunes, José Ignacio publicó en nuestro adelanto semanal que el tema que iba a tratar esta semana en mi sección propia se titulaba Se acabó la crisis. Hacer lo que voy a hacer ahora es saltarme a la torera ese guión, y quizás quitarle algo de credebilidad a mi compañero, e incluso al propio blog, aunque eso es lo último que quiero.
La razón que me ha llevado a cambiar el tema es muy sencilla: criterio de importancia. Esta mañana me he levantado y he recordado que era el Día Internacional contra la Violencia de Género, y he pensado "seguro a que los lectores de nuestro blog les interesa más hablar sobre este tema antes que escucharme hablar sobre Rajoy, Zapatero, Rubalcaba y compañía. Además, que es mi sección y para mí es más importante la vida de 54 mujeres que una "insignificante" crisis que, al fin y al cabo, hemos provocado nosotros mismos".

Así que, sólo por esta semana, me vais a permitir que cambie el guión y hable de algo que es realmente importante, y es que en lo que llevamos de año han muerto 54 mujeres a causa de la maldita violencia de género. Es espeluznante cómo esos números, a medida que día sí y día no los telediarios nos anuncian la muerte de otra mujer más, van dejando de ser mujeres asesinadas a ser simples cifras. Nos estamos acostumbrando a esta hecatombe diaria, y eso es lo peor que nos puede pasar. Se está convirtiendo en un hábito, y eso es lo peor que nos puede pasar. Es la principal causa de muerte de mujeres jóvenes, y eso es lo peor que nos puede pasar. Es la pura realidad, y eso es lo más duro que nos podemos encontrar.

Sí, yo también lo he pensado muchas veces, y ahora me arrepiento: "¿Si el marido le pega, por qué no lo denuncia?". No es tan fácil. Gracias a Dios, no he experimentado de cerca ningún caso, pero sé ponerme en la piel de otras personas, y eso precisamente, no debe de ser fácil. Denunciar a la persona que un día quisiste y que ahora es el mayor peligro de tu vida, debe de ser algo mortalmente duro. Y, si encima, el entorno de la víctima no la apoya, es cuando ya no hay salida.

Muchos hombres, y muchas mujeres, dicen estar totalmente en contra de la violencia de género, y luego, sin embargo, cuando presencian un caso de cerca miran para otro lado. Sí, posiblemente yo hiciera lo mismo, y creedme, que luego me repudiaría a mí mismo durante el resto de mi vida. Porque tan maltratador es aquel que pega, como aquel o aquella que pudiendo ayudar, pasa. Es complicado actuar en esas situaciones, pero nuestra consciencia nos debe de obligar a hacer algo... no nos podemos quedar callados.

Sobre esto, no hay más que hablar. De hecho, ya hemos hablado bastante. Lo único que hay que hacer es guardar silencio... silencio por cada una de las 54 mujeres que han muerto este año a causa de esta maldita violencia machista. Silencio por todas las mujeres que han muerto por lo mismo en España, y en el resto del mundo. Silencio por ellas.

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